Quizás hemos escuchado tanto la palabra estrés que probablemente si alguien nos cuenta que está estresado no nos parece algo inusual o preocupante, si no como algo casi normal en el mundo en el que estamos insertos, sobre todo si es que éste estrés proviene del trabajo. De algún modo, asumimos que es parte del trabajo mismo, aunque a la larga esto puede tener importantes consecuencias en nuestra vida.
Ahora bien, ¿Cómo identificar en uno mismo o en otros el estrés? Los principales síntomas del estrés laboral se manifiestan tanto a nivel físico como emocional y pueden ser causados por varios factores, como por ejemplo una excesiva carga de trabajo, malas relaciones con compañeros de trabajo, jefes sobre demandantes, múltiples funciones o funciones poco definidas, trabajar de modo acelerado, entre tantas otras causas. Asimismo, la generación de estrés se ve impulsada por factores externos como la inestabilidad laboral, la sensación de estancamiento profesional, temor al futuro, dificultades para conciliar la vida familiar y social, y malas condiciones laborales en general.
Todo lo anterior, podría hacernos derivar en una sintomatología que nos mantiene constantemente preocupados e inseguros, con una pobre autoimagen, dificultad para concentrarse, cambios radicales de humor, irritabilidad, falta de motivación e incluso distanciamiento efectivo, así como ansiedad y depresión. Físicamente, el estrés se manifestará por medio de bruxismo, taquicardias, respiración corta y acelerada, tensión muscular, náuseas, dificultad para dormir, por nombrar los síntomas más generales.
Pero, ¿cómo es que podemos tratar el estrés laboral? Son diversos los enfoques que nos ayudan a abordarlo. Desde la meditación y el ejercicio físico, la creación de ambientes laborales gratos por parte de las organizaciones, así como por supuesto la psicoterapia individual y/o grupal y la psiquiatría en conjunto. Algunos de los enfoques psicoterapéuticos que se han mostrado más eficaces respecto a esta problemática son entre otros, la Terapia Cognitivo Conductual, que permite identificar y modificar cierto tipo de pensamientos y comportamientos negativos relacionados con el trabajo con el fin de desarrollar habilidades que permitan enfrentar el estrés. Otra visión es la que se centra en el Mindfulness, que intenta enseñarnos a concentrarnos y atender plenamente el momento, sin juzgar nuestros pensamientos. Además, existe la Terapia de Aceptación y Compromiso, tratamiento relativamente nuevo, que ayuda a la persona a aceptar ciertas experiencias estresantes y reafirmar los valores personales, mejorando la adaptación al ambiente laboral.
Por último, la promoción en la terapia individual del autocuidado, el respeto por los horarios laborales con tal de crear distancia del trabajo y la enseñanza de técnicas de relajación son algunas de las herramientas que complementarán a la terapia.