“Sé tú mismo, el resto de los papeles ya está tomado”
Oscar Wilde
Bien sabido es que hoy por hoy las redes sociales se han convertido en una parte ineludible de la vida cotidiana de adultos, adolescentes y niños. Por ahí fluyen la información, la entretención y la conexión con otros. Sin embargo, a pesar de la conexión y entretenimiento que ofrecen, la constante atención, tiempo y energía puesta en redes sociales (de acuerdo a una encuesta realizada por CADEM el año 2022, el 73% de los jóvenes entre 13 y 23 años usa Instagram todos los días) puede traer un costo importante en la salud mental de los más jóvenes, surge el problema de cómo éstas pueden llegar a afectar la salud mental en la población juvenil.
En éste caso, nos referiremos particularmente a la ansiedad por el uso, muchas veces excesivo, de las redes sociales, el cual puede tener consecuencias concretas a nivel emocional y psicológico. Uno de los gatillos principales de éste malestar es sin duda la insidiosa comparación con el resto. A través de redes como Instagram, Tik Tok, Snapchat, entre otros, se entregan ideales de belleza y éxito que muchísimas veces son una ilusión y una fachada con el fin de obtener Likes. Es aquí cuando los adolescentes, que están configurando su personalidad en la transición a la adultez, puedan sentirse interpelados con tal de cumplir con éstos estándares irreales para así encontrar validación entre sus pares, lo que da paso a la ansiedad y el estrés. Más específicamente, la constante comparación con éstos ideales puede terminar golpeando la autoestima y autoimagen al no ser alcanzables, dejando la sensación de estar en falta.
Además, los jóvenes, en muchos casos, estarían prefiriendo el contacto con sus pares a través de medios virtuales en vez de presenciales aumentaría la sensación de aislamiento y la dificultad para desenvolverse socialmente.
Asimismo, la abundancia de contenidos falsos de índole fake news, red pill content, ideas políticas de posturas extremas, entre tantas otras cosas, activan los niveles de estrés y alerta. Y ya en casos más graves, el ciberacoso y ciberbullying, el cual ha puesto a muchos niños y adolescentes a suicidios e intentos de suicidio, afectando profundamente tanto a ellos como a su entorno.
Es un tema que da muchísimo para investigar, leer y hablar, con tal de no perder la perspectiva. Es necesario, para atenuar los efectos negativos de este uso excesivo de las redes entre adolescentes, el poder promover también una cibereducación entre padres, tutores, profesores o quien sea que esté a cargo de ellos, con el fin de dar cuenta del impacto que pueden llegar a tener. De acuerdo a la Fundación para la Convivencia Digital, un estudio de la Universidad Estatal de IOWA, el limitar el uso de redes sociales disminuiría los niveles de ansiedad, depresión y aislamiento social, por lo que es una medida a tener en cuenta, sin prohibir del todo su uso, si no acotándolo.
Resumiendo, la ansiedad que puede ser provocada por el uso excesivo de las redes sociales entre los jóvenes, es un tema que preocupa y al que se le debe poner atención y depende de nosotros, los adultos el que se eduque sobre ello y el que se les pueda guiar en una práctica saludable y de autocuidado en estos medios, con fin de que estas herramientas puedan aportar positivamente a sus vidas y no ser una fuente online de sufrimiento.