Si bien es sabido que el proceso terapéutico, independiente de la orientación teórica del terapeuta, favorece el desarrollo de las herramientas propias para hacer frente a los problemas que nos acontecen día a día, hay técnicas que han sido sometidas a la evidencia con extraordinarios resultados. E.M.D.R es una sigla en inglés de un modelo de terapia psicológica, que significa: Desensibilización y Reprocesamiento por el Movimiento Ocular (Eye Movement Desensitization and Reprocessing).
En el año 1987, Francine Shapiro, psicóloga norteamericana, descubrió que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia de los pensamientos negativos. Inició una investigación con sujetos traumatizados en la guerra de Vietnam y víctimas de abuso sexual para medir su eficacia. EMDR reducía de manera significativa los síntomas del Trastorno por Estrés Post Traumático en estos sujetos. (Shapiro, 1989).
Es así, como dicho modelo trabaja desde una perspectiva particular a través de un facilitador, quien acompaña el camino de la auto curación y búsqueda del bienestar subjetivo, reactivando mecanismos internos que causan síntomas o sufrimiento psíquico.
La técnica se caracteriza por su versatilidad y adaptabilidad a cada caso que se presente. El año 2013, por ejemplo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomendó la terapia EMDR, como la primera línea de tratamiento ante el Trastorno por estrés post traumático. Además, es recomendada también para duelo, Traumas recientes, Traumas por maltrato infantil o abuso sexual en la infancia, Fobias (social y fobias específicas: a volar, alturas, agujas y otras) y otros trastornos de ansiedad.
El uso de EMDR, puede ser además integrado a otras terapias ya que siempre se debe fortalecer mediante el acompañamiento y profundización de la biografía particular de cada persona.